viernes, 15 de enero de 2016

VIEJO HOTEL OSTENDE



Viejo Hotel Ostende

El 21 de marzo de 1913, la Revista Fray Mocho comenta con lujo de detalle la creación de Ostende, una fabulosa villa balnearia en la costa atlántica. Pocos días después, el 6 de abril de 1913, el balneario es fundado oficialmente ante centenares de personas atraídas por los anuncios que invitaban a conocer el magnífico emprendimiento. Desde entonces, Ostende es un lugar privilegiado y se ha convertido en el favorito de muchos argentinos.

Más atrás en el tiempo

Para bucear en esta historia, es necesario remontarse al siglo XIX. La zona pertenecía a don Martín de Álzaga, casado con Felicitas Guerrero, una bella joven de la alta sociedad porteña. A la muerte de don Martín, en 1870, Felicitas hereda sus tierras y con ellas las estancias Bella Vista, La Postrera y Laguna de Juancho.


Estancia Bella Vista de Martín de Álzaga, casado con Felicitas Guerrero,
Estancia La Postrera de Martín de Álzaga, casado con Felicitas Guerrero,

Pero Felicitas muere en 1872 víctima de un drama pasional. Al no tener descendencia, las tierras pasan a ser propiedad de su padre, don Carlos Guerrero, y a la muerte de éste y de su esposa, Felicitas Cueto, los siete hijos del matrimonio heredan los campos. De la subdivisión realizada en 1886, los 25 km de playas y médanos costeros quedan divididos entre las estancias Martín García, La Invernada, El Rosario y Manantiales, propiedad de Manuel y Enrique Guerrero. Poco tiempo después, las tierras pasan a manos de José Guerrero.

En tren, llega la modernidad

En 1908, el Ferrocarril del Sud habilita una parada ferroviaria con el nombre de Estación Juancho dentro del campo de José Guerrero, a unos 29 km del mar. La zona, desde General Madariaga hasta Ostende, se denominaba Montes Grandes de Juancho y estaba habitada por enormes e indómitas dunas. Al contar con un medio de transporte cercano, surge la idea de aprovechar turísticamente la zona, sólo poblada por mar, dunas y médanos.
 
Resolucion creando la Estafeta Postal en Balneario Ostende año 1920.jpg

Entonces, los pioneros Ferdinand Robette (belga) y Agustín Poli (italiano) deciden comprar una fracción de 14 km2 de dunas.A partir de 1909, una compañía belga al mando de Robette encara el ambicioso proyecto que da empleo a trabajadores japoneses que residen a 1 km, en el puesto de estancia Colonia Tokio. 

Los belgas, nostálgicos, llamaron Ostende al lugar, pues les recordaba al balneario del Mar del Norte. De allí venían, y buscaron desarrollar un proyecto urbanístico similar a los balnearios europeos. Una urbanización no habitual, sin lujo pero elegante, incluía una avenida central de 50 m de ancho, un hemiciclo y una rambla con pilares y balaustradas, que quedó inconclusa y cuyos pináculos hoy sobresalen de la arena.

Entre las dunas

Ya en el proyecto original estaba previsto un hotel de más de 80 habitaciones, el Hotel Termas, que luego se convertiría en el Viejo Hotel Ostende, y cuya construcción comenzó en 1913.Ofrecía amplios salones, espacios para juegos, lectura y esgrima, fábrica de pastas y repostería, restaurantes y jardines de invierno.

Publicidad del Viejo Hotel Ostende año 1913

La llegada al hotel formaba parte de la aventura. Un tren partía de la estación Constitución hasta la estación Juancho. El viaje proseguía en volantas hasta la Colonia Tokio, donde comenzaban las dunas y se transbordaba a un pequeño tren de vías móviles (decauville) que llegaba a destino.Sin embargo, la naturaleza indómita de las dunas complicó el sueño del balneario. Se inició un plan de forestación pero su éxito no duró demasiado y, pronto, varias edificaciones quedaron bajo la arena.
 
Proximidades de Ostende año 1920.

Finalmente, la compañía abandonó el proyecto. Como testigos quedaron los dos pilares de la antigua rambla, a la altura de la actual Hostería Rambla; la casa del fundador de Ostende, Ferdinand Robette (hoy Casa Fasel), la Villa Soldaini; una casa de retiro espiritual utilizada por monjes de la orden salesiana y la construcción más importante de todas: el Viejo Hotel Ostende. 

 
Publicidad del Viejo Hotel Ostende año 1920
Publicidad del Viejo Hotel Ostende año 1926

Contaba don Carlos Gesell que, en 1931, al llegar por primera vez a Ostende, tuvo que ingresar al primer piso del edificio por una pasarela de tablones, ya que la arena tapaba completamente la planta baja y los alrededores, aunque, pese a ello, el hotel seguía funcionando. Las crónicas de los visitantes cuentan cuántas veces tenían que salir o entrar por las ventanas, lo que añadía un toque de diversión a la estadía, sobre todo para los niños.

Postales literarias

El Vieho Hotel Ostende estuvo desde siempre ligado a la literatura, y es asiduamente visitado por escritores y lectores que encuentran aquí tanto la tranquilidad como el misterio necesarios para dejarse llevar. Conservamos intacta la habitación en la que se alojó el escritor francés Antoine de Saint Exupery, autor de El Principito, quien se hospedó en el hotel durante dos veranos consecutivos a principios del siglo XX. 
 
Antoine de Saint Exupery, autor de El Principito, pasajero del Viejo Hotel Ostende

Puede visitarse en el primer piso. Los escritores argentinos Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo conocieron el hotel en la década de 1940, y se inspiraron en este entorno para escribir su novela policial "Los que aman, odian", en la que el Viejo Hotel Ostende aparece como una imagen fantasmagórica entre las dunas, suscitando todo tipo de fabulaciones.

Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo año 1942
Novela "Los que aman, odian" de Adolfo Bioy Casares y Sivina Ocampo

La construcción del relato

Los viajeros que han disfrutado sus veraneos en el Viejo Hotel Ostende también tienen historias fascinantes para contar. El hotel continuamente recibe cartas, recuerdos y agradecimientos de quienes han pasado en él momentos inolvidables. Un hombre, por ejemplo, cuenta que nació en el Hotel el mismo día que una ballena quedó varada en la playa (la quijada del animal está expuesta en una galería del primer piso). 

Publicidad del Viejo Hotel Ostende
Viejo Hotel Ostende
Entrada al Viejo Hotel Ostende.
Turistas en la entrada del Hotel Ostende año 1925.jpg
La familia de Americo Mazzanti en la escalinata del hotel año 1933 (Archivo Buela)

Un pionero, hijo de uno de los albañiles que levantaron el hotel, relata que su hermana Rosa fue la primera mujer nacida en el hotel y que estuvo a punto de llamarse Ostendina. Una veraneante de los años treinta recuerda a un matrimonio que se sentaba a la mesa con su can y exigía al personal que al perro le sirvieran su comida en la vajilla del hotel como a cualquier otro comensal.
 
La familia de Américo Mazzanti en la escalinata del hotel, 1924 (Archivo Buela)
Viejo Hotel Ostende año 1932
Acceso al Viejo Hotel Ostende
Viejo Hotel Ostende
Los propietarios del hotel parados en el medano que hoy ocupa la pileta año 1940 (archivo Piccolo)
Viejo Hotel Ostende

Estas y muchas otras anécdotas fueron trazando el perfil de nuestro Hotel, que no sólo no pierde vigencia, sino que gana en estilo, tradición y voluntad permanente de renovación. Al atravesar sus puertas es sencillo e inevitable viajar hacia el pasado, perderse en él y regresar rápidamente al presente para disfrutar la sombra del patio junto a la pileta, con la cuota justa de nostalgia.

EL HOTEL EN LA ACTUALIDAD

Al Viejo Hotel Ostende, sin duda, no le faltan ni las historias ni las leyendas. No pudieron con su espíritu de resistencia ni la Primera Guerra Mundial, ni las invasiones de médanos, ni los daños provocados a mediados de los ‘70 con la apertura y pavimentación de la calle, que obligó a anular su entrada principal.

Siempre en pie, se dio el gusto de ser sede de una sesión extraordinaria del Concejo Deliberante de Pinamar en que se declaró ciudadano ilustre (post-mortem) a Saint Exupéry, y cada día vuelve a abrir sus puertas tanto para los fieles que lo gozan desde siempre de su encanto como para aquellos que descubren por primera vez la atracción de sus leyendas.


Escalera de acceso en el Viejo Hotel Ostende
Patio del Viejo Hotel Ostende
Interior del hotel
Interior del hotel
Interior del hotel

Como llegar

En automóvil desde Capital Federal: Desde Capital Federal por la autopista Buenos Aires/La Plata, para luego empalmar la Autovía Nº2 hasta la localidad de Dolores. Luego empalmar con la ruta 63 hasta Esquina de Crotto y tomar la ruta interbalnearia Nº 11 hasta Gral. Conesa, de allí se debe tomar la ruta 56, pasar por Gral. Madariaga y continuar por la Autovía 74 hasta Rotonda de Pinamar, doblar por la rotonda hacia Villa Gesell hasta la primera Rotonda que es la de Ostende.

 
Mapa para llegar al Viejo Hotel Ostende

Las habitaciones antiguas conservan algo del espíritu de hace un siglo, en su mobiliario de principios del siglo XX y sus pisos originales de madera. Tienen roperos antiguos. No cuentan con aire acondicionado. Hay dobles y triples.Incluyen desayuno continental, cena y carpa en el balneario. 

Habitaciones antiguas
Habitaciones antiguas
Habitacion donde dormia Antoine de Saint Exupery, autor de El Principito
Habitacion donde dormia Antoine de Saint Exupery, autor de El Principito

Las habitaciones remodeladas cuentan con  aire acondicionado, placards, baño completo, pisos alfombrados. Hay dobles, triples y cuádruples. Incluyen desayuno continental, cena y carpa en el balneario.
 
Departamentos tipo apart
Departamentos tipo apart
Departamentos tipo apart
Departamentos tipo apart

Tambien cuenta el hotel con veintidós departamentos. Se dividen en: monoambientes, departamentos de dos ambientes para tres, cuatro y cinco personas y departamentos de tres ambientes para seis personas. Los aparts cuentan con aire acondicionado central, vajilla, horno a microondas, heladera y TV con cable.

Restaurante del Hotel

El amplio salón donde funciona el restaurant conserva el aire sobrio y señorial de sus primeras épocas. Su mobiliario original es el marco adecuado para compartir una buena mesa con amigos, familiares, conocidos de temporada o simplemente para disfrutar de su reconocida cocina.

Bar del hotel
Bar del hotel

El bar tiene un clima elegante, con grandes ventanas y una muy bien provista barra de bebidas. Se torna un lugar ideal para tomar una copa, sentarse a leer un libro con la compañía de una música suave, o encontrarse a la noche para un evento más chispeante. Es el escenario elegido para muchas de las charlas, talleres y conciertos que se desarrollan en el hotel. 

 
Pileta del hotel

Pileta del hotel
Una cuidadosa tarea de restauración y reciclaje ha transformado el pozo del viejo molino en una magnifica pileta climatizada, ubicada en un entorno natural con una higuera centenaria comandando el paisaje. La pileta tiene dos sectores: uno más profundo para nadar, y otro apto para los juegos de los niños, contando con un servicio permanente de guardavidas.

Viejo Hotel Ostende en la actualidad

Sala de estar del Viejo Hotel Ostende
En el bar de la pileta, antigua panadería con horno a leña (conservado) que proveía a toda la zona en tiempos de su fundación, se sirven bebidas y bocadillos durante todo el día. El VHO tiene un espacio dedicado a los chicos. Personal especializado se ocupa todas las tardes de proponer actividades recreativas y artísticas para que chicos de distintas edades se encuentren y disfruten. En su salón, cercano a la pileta, tienen todo lo necesario para divertirse en un ámbito seguro y relajado. Se propicia un ambiente en el que los chicos se vuelquen a los juegos compartidos y la creatividad, que sean más “productores” que meros “usuarios”.

Talleres y biblioteca
Talleres y biblioteca

Siguiendo la tendencia de los library hotels del mundo, en el VHO tratan a los libros de igual a igual. Cuenta con una biblioteca surtida con cientos de títulos cuidadosamente seleccionados, disponibles para los huéspedes, donde se pueden encontrar desde la mítica colección Robin Hood, pasando por los relatos de ciencia ficción de Ray Bradbury, hasta los clásicos y contemporáneos de la literatura argentina y extranjera. El hotel tiene una sala de microcine, con butacas como en los cines de antaño. El catálogo de películas que pueden elegirse es variado y de calidad.

Actividades culturales
Actividad cultural en la biblioteca

La actividad cultural del hotel es muy intensa, tanto en verano como en Semana Santa. En algún momento de cada temporada, se ofrecen talleres que van variando año a año, entre otras cosas de filosofía, yoga, cine, literatura, tejido, dibujo, fotografía o avistaje de estrellas. El Viejo Hotel Ostende ha sido en varias ocasiones sede de residencias de artistas plásticos y encuentros de escritores. Ya son célebres las mágicas proyecciones de cine en la playa, con la pantalla colocada en la línea del horizonte, una excusa más para combinar el mar, los amigos y el arte.

Balneario del hotel
Balneario del hotel

A 150 metros del hotel, el hotel cuenta con un balneario propio. Sus carpas de lona blanca lo distinguen en la línea de la playa. Al estar emplazado en lo alto de un médano, mantiene la línea de vegetación natural defensiva de los vientos, lo que permitió el desarrollo de un jardín. Desde allí, de espaldas al mar, se divisan los bosques de la zona que presentan unas puestas de sol únicas. En el parador se puede almorzar el menú casero del día, que suele incluir pescados y mariscos frescos, y saborear la exquisita pastelería elaborada por el chef del hotel.

Cartel informativo en el entorno
Fuentes:

3 comentarios:

  1. MUY BUENA LA INFORMACIÓN,MUCHAS GRACIAS.

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  2. Muy lindo lugar y muy cercano a la estancia de la familia.Agunas veces a caballo y otras peludeando por la arena.Tenia mucha admiracion por este señor y por sus cacerias africanas y relatos.Era la decada del 50 y los medanos iban y venian.En los sesenta solo llegaba algunas veces entre semanas,por mis vacaciones de verano.Un hermoso lugar y una epoca inolvidable,que uno veia alguna piara de chanchos y perros cimarrones.Mi ultima visita fue tras varias decadas por el 2010 y me parecio irreconocible.Todo arreglado y con grandes cambios para el turismo y con la misma tranquilidad.

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  3. Historia, misterio, èlite...para conocer!! Alli iremos!!

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